domingo, 3 de junio de 2007

RELATOS CORTOS

Viaje con nosotros
(24-05-07)


Vuelo desde Jerez a Madrid, de momento nos hemos retrasado 45 minutos. Por primera vez he conseguido mirar a través de las ventanillas, todo se ve tan pequeño… y tan lejos…Después de rezar y persignarme, mastico el chicle de rigor, por lo de la presión, a veces sirve. Es un vuelo económico y tengo compañeros de todo tipo, detrás de mí cuatro chicas que facturaron mucho equipaje (creo que son artistas), son jóvenes y por su manera de vestir modernas y prácticas. En el asiento de al lado un señor que antes de despegar ya dormía, para mí un problema porque llevo un rato aguantando el ir al baño por no despertarlo.
El avión se mueve bastante, antes de salir nos dijeron que el retraso era debido a que había tormentas en Madrid, ya sabía yo que por mis antecedentes no iba a ser un viaje aburrido. Subimos, bajamos, “veinticinco minutos para tomar tierra” (bonita voz la del capitán), pero por las turbulencias tenemos que ponernos el cinturón de seguridad. Bajo la persiana de la ventanilla, la vuelvo a subir.
Nos acercamos a una gran masa de nubes, por ahora son blancas pero a lo lejos se divisan más oscuras. Hasta ahora me ha mantenido tranquila el ir y venir de los auxiliares de vuelo, cuando ocurre algo grave son los primeros en sentarse. Se despejan un poco las nubes y desde aquí arriba la tierra parece un gran puzzle de mil tonalidades comprendidas entre el verde y el marrón, de vez en cuando un grupo de manchitas blancas indican la existencia de civilización. Lo sabía el chicle no funciona.
Subimos y bajamos de nuevo, “tierra en pocos minutos”.


Observo un gran rio (¿El Tajo?), de color azul verdoso va formando piruetas en forma de “ese” como si de una serpiente se tratase. “Tendremos un nuevo retraso de veinte minutos” (ya no me parece tan bonita la voz del capitán). Sigo viendo esos colores: terracota, beige, de vez en cuando un brillo plateado llega hasta aquí arriba, son pequeños lagos y lagunas que se hacen ver por el resplandor del poco sol que queda. Las montañas se alzan majestuosas en el horizonte. Otro río (esta vez el Jarama). La tierra se me asemeja a esa tela de camuflaje que se utiliza para los uniformes militares.
“En unos minutos llegaremos a nuestro destino” (vaya, pues si que tiene bonita la voz). Vamos bajando poco a poco, ya se observan núcleos importantes de esa civilización que no siempre tiene la posibilidad de observar desde aquí arriba. Casas enormes, mansiones quizás, puedo ver piscinas en su interior. A lo lejos, Madrid, altos edificios rompiendo la monotonía de lo horizontal para alzarse en vertical, queriéndonos tocar, dándonos la mano antes de oír como rugen las ruedas del tren de aterrizaje.
“Esperamos que hayan tenido un buen vuelo y que sigan viajando con nosotros, gracias”.
FIN

CARMEN FRANCO SÁNCHEZ (Miembro de Campus Crea)