domingo, 3 de junio de 2007

RELATOS CORTOS

CUARENTA Y… PICO PRIMAVERAS, EN OTOÑO

(18-09-05)


Buenas tardes, primero me gustaría presentarme:
Soy una mujer de cuarenta y… pico de años y…..pero seguiré con mi relato que es lo que les interesa.
Estoy casi segura que para las mujeres de mi edad la definición del otoño no tiene nada que ver con la de una persona más joven. El periodo comprendido entre los 40 y los 60 años son cruciales; al principio nos creemos demasiado jóvenes para pensar que estamos entrando en el otoño de nuestra vida, pero cuando vas llegando a los cincuenta como … otras mujeres, la mente va dándole vueltas a la cabeza y contando para tus adentro; qué ha sido lo más positivo en tu vida, qué sueños te hubiera gustado realizar y no lo has conseguido, por qué con diecisiete años querías tener siete hijos y cuando llevabas uno te planteaste que serían mejor sólo dos, por qué a los veinticinco tu marido es el más guapo del mundo y ahora te metes en el televisor cuando ves a Richard Gere (por ejemplo), o por qué cuando nace tu primer nieto te lo quieres comer, y prometes y juras a tus hijos que mientras ellos trabajan tú los cuidarás, y cuando el niño va por los cinco años, estás deseando que llegue el sábado para que “el dichoso” le dé un ratito la lata a sus padres.
Pero bueno no todo es así. También pensamos en la corta vida que nos queda si miramos hacia atrás, y en lo larga que parece si recordamos lo de: ¡Hasta que la muerte nos separe! O bien, en cuándo teníamos veinte años y nuestro novio nos decía: ¡estás guapa hasta sin pintar! y ahora nuestros maridos dicen: ¡más vale que te pintes para salir, porque hija tienes una cara!
Cómo habrán imaginado todo esto lo cuento con humor, porque la mayoría de las mujeres tenemos que tomárnoslo así. Llegados a este punto de nuestra vida son muchas las cosas que verdaderamente nos planteamos y si le damos respuesta a todo nos volveríamos un poco locas.
Ahora les voy a contar la parte bonita de este otoño.
Cuando nace tu primer hijo, nunca puedes imaginar el amor que le tendrás al cabo de los años, porque el amor de una madre es como el sabor del buen vino, que a medida que pasa el tiempo va aumentando, y los nietos es verdad que cansan, pero porque nos cogen a una edad en la que las fuerzas cómo que nos van abandonando poco a poco, pero lo cierto es que estamos deseando que llegue el lunes para volverlos a ver y que seríamos capaces de dar nuestra vida por ellos al igual que por nuestros hijos. También es bonita esta fase de nuestra vida, porque disponemos de ese tiempo tan deseado años atrás para nosotras mismas, leer, escribir, ir al cine, pasear de la mano junto a ese hombre para el que ahora tienes que maquillarte pero que sin él no vives; es positivo hasta el estar enferma, porque cuando ocurría y los niños eran pequeños, entre la casa y su cuidado no tenías tiempo de descansar, ahora por lo menos si te encuentras mal puedes sentarte o irte a la cama. Y por último, si les ocurre como a mí que ven cómo, con la caída de esa hoja muchos de esos sueños de quinceañera aunque un poco tarde, se van realizando, comprenderán que el otoño de los jóvenes es distinto, pero no mejor al de los mayores.

FIN


CARMEN FRANCO SÁNCHEZ (Miembro de Campus Crea)